El vertiginoso desarrollo de la
ciencia y la técnica ha irrumpido en todos los ámbitos y niveles sociales, de
modo que en los tiempos actuales el avance tecnológico se ha convertido en uno
de los productos fundamentales del consumo de la modernidad. La vida se ha
hecho más fácil conforme el tiempo debido a que la tecnología se ha dedicado a
complementarnos para facilitar todo a nuestro alrededor.
Sin embargo, uno de los aspectos principales
en las nuevas tecnologías es precisamente, la aparición de nuevos medios,
aquellos que repentinamente llegan a cambiar todo un contexto en el que estamos
inmersos y que posteriormente se vuelven una herramienta sin la cual no podemos
adaptarnos en ese entorno, volviéndose así, en un medio de preferencia, de alto
impacto y que finalmente somos nosotros los que tenemos que adecuarnos a las características propias de
ese medio. “Siempre que aparece un nuevo medio, la gente queda naturalmente
atrapada en la información, el contenido que lleva. Le importan las noticias
del periódico, la música de la radio, los programas de televisión, las palabras
pronunciadas por la persona que habla al otro lado del teléfono” (Mc Luhan).
Ante la aparición de dichos
medios se generan dos tipos de bandos que discuten sobre el contenido de estos es decir,
los entusiastas, aquellos que lo celebran y los escépticos, quienes lo denuncian. Los
entusiastas alaban el contenido nuevo
que libera la tecnología, los escépticos condenan la pobreza del contenido. Así pues, es aquí donde radica
una de los debates más interesantes a partir del surgimiento de un nuevo medio
que ha generado miles de opiniones, el Internet. Aquel que no ha fungido sólo
como canal de información sino también que ha debilitado la capacidad de
concentración y contemplación de los usuarios en la Red. A fin de cuentas, estamos viviendo algo que Mc
Luhan previó a largo plazo: el contenido
de un medio importa menos que el medio en sí mismo a la hora de influir en
nuestros actos y pensamientos. Un medio moldea lo que vemos y cómo lo vemos y
con el tiempo si lo usamos lo suficiente nos cambia, como individuos y como
sociedad.
Si bien, a pesar de la forma en
que estamos influenciados por los medios, no se deja de lado los beneficios de
éstos es decir, el uso de la Web ha brindado acceso rápido a montones de
información, herramientas potentes de búsqueda y filtrado, nos facilita
compartir opiniones con públicos ya sea pequeños o grandes en áreas específicas
o de interés. Es por ello que ahora en día, la Web se ha convertido en el medio
de comunicación/información preferido para la sociedad en su conjunto.
De esta forma, como nuestros
antepasados, hoy nos encontramos entre dos mundos tecnológicos. Después de ya
varios años, la imprenta y sus productos
se están viendo desplazados del centro de nuestra vida intelectual hacia sus
márgenes cuando empezamos a dedicar cada vez más tiempo y atención a los
baratos abundantes productos de
entretenimiento con la primera ola de medios electrónicos: la radio, el cine,
el fonógrafo, la televisión.
Siguiendo esta línea, lo que en un
principio logró la tecnología del libro al cambiar la experiencia personal de
la lectura y la escritura, que posteriormente trajo consecuencias sociales y
hasta culturales; el Internet ya ha sobrepasado esas barreras, ya que así como
la escritura y la lectura de libros amplió y refinó la experiencia que las
personas tenían de la vida y la naturaleza, el Internet sustituyó no nada más
esto sino que implemento nuevas formas. El libro llegó a ser el principal medio
de intercambio de conocimientos y opiniones, su ética intelectual se convirtió
en el fundamento de nuestra cultura. Es por ello que, la revolución
electrónica está llegando a su culminación: la computadora personal, portátil,
de bolsillo, se ha convertido en nuestra constante compañera e Internet en
nuestro medio favorito para almacenar, procesar y compartir información en
todas sus formas, incluida la textual.
Conforme lo anterior, no hay duda
que la red ha ido desplazando y adoptando en su conjunto a los medios de
comunicación, en primer lugar replicó la prensa de Gutenberg, el siguiente paso
que dio fue encargarse del trabajo de los equipamientos de procesamiento de
sonido tradicionales: radios, fonógrafos, magnetófonos. Por último, el vídeo llegó a la Red, que subsumía así las tecnologías del cine y la televisión. En
otras palabras, el Internet ha sido el medio que adoptó las funciones de los
demás medios electrónicos, lo cual no significa que las formas tradicionales de
los medios de comunicación hayan desaparecido por completo, ya que todavía
hacemos uso de medios impresos, escuchamos la radio, vamos al cine pero lo que
si es cierto es que las viejas tecnologías van perdiendo su fuerza económica y
cultural. Son las nuevas tecnologías las que rigen la producción y el consumo,
las que guían el comportamiento de la gente y conforman sus percepciones.
Tal y como lo menciona Nicholas
Carr: los medios tradicionales, incluso los electrónicos, están siendo
remodelados y reposicionados en su transición a la distribución en línea.
Cuando la Red absorbe un medio, lo recrea a su imagen y semejanza. Todos estos
cambios en la forma del contenido modifican también el modo en que usamos,
experimentamos e incluso comprendemos el contenido.
Por otra parte, estaría bien
hacerse la misma pregunta que aborda el autor en “Superficiales”, qué está
haciendo Internet con nuestras mentes ya una vez que hemos descrito cómo ha
desplazado a los demás medios.
Cabe mencionar en primer lugar
que una de las principales características de la Red, es que exige nuestra
atención de forma mucho más insistente que la televisión, la radio o los
diarios matutinos. Cuando estamos online, a menudo nos mostramos ajenos a todo
cuando acontece en nuestro derredor. El mundo real retrocede mientras
procesamos el flujo de símbolos y estímulos proveniente de nuestros
dispositivos. La Red atrae nuestra atención sólo para dispersarla, nos
centramos intensamente en el medio, en la pantalla.
De dicha forma al llamar nuestra
atención, el Internet provoca la reducción
de capacidad de la mente es decir, nos volvemos esponjas, absorbemos
información por pequeños pedazos, no logramos asimilar mucha y sólo nos
conformamos y acostumbramos con lo que nos brinda. Es por esto que la lectura menciona: “la
mente lineal está siendo desplazada por una nueva clase de mente que quiere y
necesita recibir y diseminar información en estallidos cortos, descoordinados,
cuanto más rápido mejor”, esto significa que el cerebro es flexible ante las
circunstancias que se le presenten, cambia con la experiencia y la necesidad.
He aquí donde actúa la
neuroplasticidad, esa manera en que nos adaptamos a las condiciones cambiantes,
la forma en que aprendemos nuevos datos y la forma en que desarrollamos nuevas
habilidades con lo cual a partir de ello, la mera repetición de acciones
físicas como estar frente a nuestros dispositivos, pantallas, navegando por la
Red, no es lo único que puede reorganizar nuestros cerebros, también puede
alterar nuestros circuitos neuronales, a veces de forma profunda, ya que como
se menciona anteriormente, nuestro cerebro es un monitor sensible de la
experiencia.
Otra de las cosas más importantes que resalta el libro es
el papel importante que ha desempeñado Internet al activar de forma asombrosa
nuestros estímulos sensoriales es decir, el mero hecho de desplazarse o hacer
clic en un documento web implica una expresión corporal y estímulos diferentes
de los que se activan cuando leemos un libro o revista. Nos vemos inmersos en
otro mundo cuando navegamos por Internet, en un entorno que fomenta una lectura
somera, un pensamiento apresurado, distraído, superficial; nos hemos acostumbrado a él, a sus herramientas,
sus sonidos, sus distracciones constantes que por ende generan más
distracciones e incluso el propio Internet nos ha incitado a buscar situaciones
que exigen actividades simultáneas, una forma intensiva de multitarea mental.
Esto me llama la atención, ya que a partir de ello no podemos estar en la Red
haciendo una sola cosa, tendemos a pasar de un estado pasivo a un activo, donde
nuestros sentidos no descansan y están en constante funcionamiento, pero que
del mismo modo interrumpe nuestra concentración más todavía.
Finalmente, lo que refleja
Nicholas Carr en su libro es que ya estamos más que acostumbrados al modelo de
lo que es la Red en sí es decir, la interactividad que maneja a través de los
hipervínculos, búsquedas rápidas , multimedia, todas esas cualidades de la Red
que nos parecen atractivas y beneficiosas nos han atrapado en el funcionamiento
que éste posee, pues ya terminamos adaptándonos a su accesibilidad, puesto que
nos gusta encontrar y ser transportados de inmediato a datos que buscamos sin
tener que revisar un montón de cosas ajenas a lo que pretendemos buscar. Por
otro lado, la comunicación que nos brinda nos ha hecho aún más aficionados,
pues permite estar en contacto con amigos, familiares y colegas lo cual no nos
aísla de nuestras relaciones sociales.En contraparte, Internet ya es
todo un modelo y soporte de la tecnología así como de los medios de
comunicación, pues las estrategias que se emplean ahora en día es tener que
adaptarse primero a éste y después a las nuevas expectativas del público que ya
está inserto totalmente a las funciones que brinda la Red. Las empresas
mediáticas están cambiando sus productos tradicionales, incluso los físicos,
para asemejarlos más a los que las personas experimentan cuando están online.
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