jueves, 12 de septiembre de 2013

SUPERFICIALES, ¿QUÉ ESTÁ HACIENDO INTERNET CON NUESTRAS MENTES?

Nicholas Carr (2010)

El vertiginoso desarrollo de la ciencia y la técnica ha irrumpido en todos los ámbitos y niveles sociales, de modo que en los tiempos actuales el avance tecnológico se ha convertido en uno de los productos fundamentales del consumo de la modernidad. La vida se ha hecho más fácil conforme el tiempo debido a que la tecnología se ha dedicado a complementarnos para facilitar todo a nuestro alrededor. 

Sin embargo, uno de los aspectos principales en las nuevas tecnologías es precisamente, la aparición de nuevos medios, aquellos que repentinamente llegan a cambiar todo un contexto en el que estamos inmersos y que posteriormente se vuelven una herramienta sin la cual no podemos adaptarnos en ese entorno, volviéndose así, en un medio de preferencia, de alto impacto y que finalmente somos nosotros los que tenemos que  adecuarnos a las características propias de ese medio. “Siempre que aparece un nuevo medio, la gente queda naturalmente atrapada en la información, el contenido que lleva. Le importan las noticias del periódico, la música de la radio, los programas de televisión, las palabras pronunciadas por la persona que habla al otro lado del teléfono” (Mc Luhan).

Ante la aparición de dichos medios se generan dos tipos de bandos que  discuten sobre el contenido de estos es decir, los entusiastas, aquellos que lo celebran y  los escépticos, quienes lo denuncian. Los entusiastas  alaban el contenido nuevo que libera la tecnología, los escépticos condenan la pobreza del contenido. Así pues, es aquí donde radica una de los debates más interesantes a partir del surgimiento de un nuevo medio que ha generado miles de opiniones, el Internet. Aquel que no ha fungido sólo como canal de información sino también que ha debilitado la capacidad de concentración y contemplación de los usuarios en la Red.  A fin de cuentas, estamos viviendo algo que Mc Luhan previó  a largo plazo: el contenido de un medio importa menos que el medio en sí mismo a la hora de influir en nuestros actos y pensamientos. Un medio moldea lo que vemos y cómo lo vemos y con el tiempo si lo usamos lo suficiente nos cambia, como individuos y como sociedad.

Si bien, a pesar de la forma en que estamos influenciados por los medios, no se deja de lado los beneficios de éstos es decir, el uso de la Web ha brindado acceso rápido a montones de información, herramientas potentes de búsqueda y filtrado, nos facilita compartir opiniones con públicos ya sea pequeños o grandes en áreas específicas o de interés. Es por ello que ahora en día, la Web se ha convertido en el medio de comunicación/información preferido para la sociedad en su conjunto. 

De esta forma, como nuestros antepasados, hoy nos encontramos entre dos mundos tecnológicos. Después de ya varios años, la imprenta  y sus productos se están viendo desplazados del centro de nuestra vida intelectual hacia sus márgenes cuando empezamos a dedicar cada vez más tiempo y atención a los baratos  abundantes productos de entretenimiento con la primera ola de medios electrónicos: la radio, el cine, el fonógrafo, la televisión. 

Siguiendo esta línea, lo que en un principio logró la tecnología del libro al cambiar la experiencia personal de la lectura y la escritura, que posteriormente trajo consecuencias sociales y hasta culturales; el Internet ya ha sobrepasado esas barreras, ya que así como la escritura y la lectura de libros amplió y refinó la experiencia que las personas tenían de la vida y la naturaleza, el Internet sustituyó no nada más esto sino que implemento nuevas formas. El libro llegó a ser el principal medio de intercambio de conocimientos y opiniones, su ética intelectual se convirtió en el fundamento de nuestra cultura. Es por ello que, la revolución electrónica está llegando a su culminación: la computadora personal, portátil, de bolsillo, se ha convertido en nuestra constante compañera e Internet en nuestro medio favorito para almacenar, procesar y compartir información en todas sus formas, incluida la textual.

Conforme lo anterior, no hay duda que la red ha ido desplazando y adoptando en su conjunto a los medios de comunicación, en primer lugar replicó la prensa de Gutenberg, el siguiente paso que dio fue encargarse del trabajo de los equipamientos de procesamiento de sonido tradicionales: radios, fonógrafos, magnetófonos. Por último, el vídeo llegó a la Red, que subsumía así las tecnologías del cine y la televisión. En otras palabras, el Internet ha sido el medio que adoptó las funciones de los demás medios electrónicos, lo cual no significa que las formas tradicionales de los medios de comunicación hayan desaparecido por completo, ya que todavía hacemos uso de medios impresos, escuchamos la radio, vamos al cine pero lo que si es cierto es que las viejas tecnologías van perdiendo su fuerza económica y cultural. Son las nuevas tecnologías las que rigen la producción y el consumo, las que guían el comportamiento de la gente y conforman sus percepciones.

Tal y como lo menciona Nicholas Carr: los medios tradicionales, incluso los electrónicos, están siendo remodelados y reposicionados en su transición a la distribución en línea. Cuando la Red absorbe un medio, lo recrea a su imagen y semejanza. Todos estos cambios en la forma del contenido modifican también el modo en que usamos, experimentamos e incluso comprendemos el contenido.

Por otra parte, estaría bien hacerse la misma pregunta que aborda el autor en “Superficiales”, qué está haciendo Internet con nuestras mentes ya una vez que hemos descrito cómo ha desplazado a los demás medios.

Cabe mencionar en primer lugar que una de las principales características de la Red, es que exige nuestra atención de forma mucho más insistente que la televisión, la radio o los diarios matutinos. Cuando estamos online, a menudo nos mostramos ajenos a todo cuando acontece en nuestro derredor. El mundo real retrocede mientras procesamos el flujo de símbolos y estímulos proveniente de nuestros dispositivos. La Red atrae nuestra atención sólo para dispersarla, nos centramos intensamente en el medio, en la pantalla. 

De dicha forma al llamar nuestra atención, el Internet  provoca la reducción de capacidad de la mente es decir, nos volvemos esponjas, absorbemos información por pequeños pedazos, no logramos asimilar mucha y sólo nos conformamos y acostumbramos con lo que nos brinda.  Es por esto que la lectura menciona: “la mente lineal está siendo desplazada por una nueva clase de mente que quiere y necesita recibir y diseminar información en estallidos cortos, descoordinados, cuanto más rápido mejor”, esto significa que el cerebro es flexible ante las circunstancias que se le presenten, cambia con la experiencia y la necesidad.

He aquí donde actúa la neuroplasticidad, esa manera en que nos adaptamos a las condiciones cambiantes, la forma en que aprendemos nuevos datos y la forma en que desarrollamos nuevas habilidades con lo cual a partir de ello, la mera repetición de acciones físicas como estar frente a nuestros dispositivos, pantallas, navegando por la Red, no es lo único que puede reorganizar nuestros cerebros, también puede alterar nuestros circuitos neuronales, a veces de forma profunda, ya que como se menciona anteriormente, nuestro cerebro es un monitor sensible de la experiencia.

Otra de las  cosas más importantes que resalta el libro es el papel importante que ha desempeñado Internet al activar de forma asombrosa nuestros estímulos sensoriales es decir, el mero hecho de desplazarse o hacer clic en un documento web implica una expresión corporal y estímulos diferentes de los que se activan cuando leemos un libro o revista. Nos vemos inmersos en otro mundo cuando navegamos por Internet, en un entorno que fomenta una lectura somera, un pensamiento apresurado, distraído, superficial;  nos hemos acostumbrado a él, a sus herramientas, sus sonidos, sus distracciones constantes que por ende generan más distracciones e incluso el propio Internet nos ha incitado a buscar situaciones que exigen actividades simultáneas, una forma intensiva de multitarea mental. Esto me llama la atención, ya que a partir de ello no podemos estar en la Red haciendo una sola cosa, tendemos a pasar de un estado pasivo a un activo, donde nuestros sentidos no descansan y están en constante funcionamiento, pero que del mismo modo interrumpe nuestra concentración más todavía.


Finalmente, lo que refleja Nicholas Carr en su libro es que ya estamos más que acostumbrados al modelo de lo que es la Red en sí es decir, la interactividad que maneja a través de los hipervínculos, búsquedas rápidas , multimedia, todas esas cualidades de la Red que nos parecen atractivas y beneficiosas nos han atrapado en el funcionamiento que éste posee, pues ya terminamos adaptándonos a su accesibilidad, puesto que nos gusta encontrar y ser transportados de inmediato a datos que buscamos sin tener que revisar un montón de cosas ajenas a lo que pretendemos buscar. Por otro lado, la comunicación que nos brinda nos ha hecho aún más aficionados, pues permite estar en contacto con amigos, familiares y colegas lo cual no nos aísla de nuestras relaciones sociales.En contraparte, Internet ya es todo un modelo y soporte de la tecnología así como de los medios de comunicación, pues las estrategias que se emplean ahora en día es tener que adaptarse primero a éste y después a las nuevas expectativas del público que ya está inserto totalmente a las funciones que brinda la Red. Las empresas mediáticas están cambiando sus productos tradicionales, incluso los físicos, para asemejarlos más a los que las personas experimentan cuando están online. 

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