La actual
concepción que se tiene de la globalización es aquella que propone nuevos patrones productivos
(nuevos principios de productividad). Impone la especialización en una nueva
división del trabajo: países agrícolas, países industrializados y países del
conocimiento, generando una redistribución de las rentas mundiales y nacionales,
pero cabe mencionar que sentirnos parte de esa globalización es en cierta
medida, falsa.
En
consecuencia, hay una ruptura entre producción, consumo y espacios nacionales,
generando nuevas pautas de consumo, incluso un tipo de consumo identificado
como consumismo, para explicar la creación de necesidades en el individuo, un
exceso de compra de bienes y servicios, una tendencia inmoderada a adquirir,
gastar o consumir bienes, no siempre necesarios, incorporando pautas culturales
“del primer mundo” . En otras palabras, pero partiendo de la misma idea
anterior, aunque un producto sea global puede que nunca triunfe a nivel local
en algunas partes del planeta. Es por ello que hago mención a esta idea de la
globalización que nos plantea y aparenta
ser un proceso de unificación entre mercados, sociedades y culturas, a través
de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan
un carácter global.
De esta manera, en la actual fase de la
globalización, considerada como una nueva configuración social y económica
internacional, ya no sólo se determina el espacio mundial sino también los
niveles subnacionales, regionales y locales, con lo cual surge una tendencia a impulsar y
fortalecer lo local y regional. He aquí pretender buscar una estrategia local
que en primer instancia englobe a esa localidad y posteriormente poderse
insertar en ese proceso de globalización. Siento conveniente que se opte por un elemento que
las personas adapten fácilmente a su entorno no sólo en el aspecto social sino
que también exploten sus herramientas que brinda éste a nivel económico, político
y cultural, es decir, entrarle por el lado de las redes globales de comunicación, ya que se han convertido
en factores de poder, con gran influencia en la opinión pública, insertando
valores que fortalecen los intereses globales y de los propietarios de los
medios. Cuando no se instalan directamente, lo hacen asociados a medios
locales, que son incorporados a la red. Tal es el caso en los países desarrollados, Internet es un
poderos medio de comunicación, sin embargo, en los países dependientes, como el
acceso aún es limitado las redes
globales tienen más incidencia, lo que origina más desnacionalización y
desestatificación de la información.
Apoyarnos
del impacto que generan las redes globales de Información, significa promover
servicios, productos, cultura, identidad por ser una localidad de potencia para
abrirnos paso a nuevas fronteras para el ingreso de capital financiero, incorporándose
a las principales actividades de la vida económica y extendiendo desde allí su
influencia hacia las otras esferas, con preponderancia a la política y a los
organismos públicos.
Sin embargo, creo estamos aún muy lejos de alcanzar y definirnos
como sociedades globalizadas, pues se está
transitando una globalización sin instituciones internacionales de regulación.
Los avances tecnológicos se han instalado y siguen en pleno apogeo, dejando una
percepción de que “están al alcance” de todos, siendo una falsa idea. Hay
claras reacciones contra la globalización, pues las identidades se están
reconstruyendo.
En la perspectiva de todo lo anterior, pareciera
que no sólo podemos, sino que debemos pretender la transformación y
fundamentalmente tener la ilusión de gestar cambios sustantivos, y ser
protagonistas. Pareciera que no estamos ante un dilema, del que no podemos
esperar si no algo peor de lo mismo; estamos ante la oportunidad de tomar
decisiones verdaderamente estratégicas sobre nuestro futuro.
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