Así como nos acordamos de la
salud solo cuando no estamos bien, cuando sufrimos una lesión, o una fractura,
lo mismo pasa con el calentamiento, la parte esencial del entrenamiento a la
que menos importancia damos y la que más nos puede ayudar a evitar molestias, pues sin duda
es el mejor tiempo invertido en la sesión de entrenamiento y que aunque parezca
absurdo tiene una lógica muy bien planteada, veamos porqué.
Un buen calentamiento debe
constar de una parte de aumento de la temperatura general, es decir, algún
ejercicio suave para mover el corazón y que así el aumento de flujo sanguíneo aumente
la temperatura corporal. Si no sabes cómo empezar, 5 minutos en bicicleta,
escaladora o en la cinta serán más que
suficientes. Posteriormente a esto, se comenzará con el calentamiento articular,
incidiendo en las articulaciones que van a trabajar para el siguiente ejercicio,
por ejemplo unas circunducciones de hombros, codos y muñecas. A continuación,
se deberá calentar la zona muscular que vamos a trabajar durante el
entrenamiento. Para ello se debe cargar una resistencia del 35% de la que
cargaremos para la primer serie, con dicho peso se empezará con movimientos
lentos y cortos para ir ampliando paulatinamente la velocidad.
De esta manera y posterior al
calentamiento muscular, ya se está en condiciones de cargar el peso deseado con
tranquilidad. No hay que olvidar que antes de cada serie es recomendable
repetir el calentamiento articular, aunque sea con un par de movimientos casi
instintivos de muñecas, codos y hombros, sobre todo, ya que estas zonas son las
más importantes para evitar cualquier lesión.
Por último, no olviden que
un buen calentamiento es esencial para rendir al 100% desde la primera serie,
que es a la que más partido podemos sacar al estar frescos y por ello poder llegar
a un mayor nivel de esfuerzo.
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