Ante los
procesos de mutación y rediseño que van surgiendo en la cotidianeidad, nuevos
métodos se han interesado en intervenir ante dicha situación para aportar
soluciones mediante modificaciones, reconfiguraciones o reprogramaciones. "Hackear al periodismo" es un libro que precisamente se dedica a
enfatizar el cambio tan notorio
que sufrió el periodismo, pues al atravesar un proceso de mutación, la
industria necesita en ese sentido como lo menciona la lectura, profesionales
con una visión estratégica que estén a la altura del mercado: hackers de
sombrero blanco que se apropien de los desafíos y puedan diseñar las soluciones
que los medios y la profesión necesitan para reinventarse.
Hackear
al periodismo responde a la pregunta de por qué hay que intervenir en la forma
de hacer periodismo, tanto en la forma de organizar las redacciones, así como hacerle
frente a la tecnología, lo cual es un punto de partida que impulsa a los dueños
de los medios de comunicación para cambiar, para que se adapten a las circunstancias
y beneficios que les brinda dicha tecnología.
Si
bien, no es tarea fácil enfrentarse a un nuevo mundo tan cambiante como lo es
la tecnología, pero la tarea que tienen los comunicadores, y en especial los
periodistas, se torna estimulante, provocador y sugerente cuando se trata de
cohabitar entre viejas y nuevas formas de producir contenidos y de atraer
audiencias. Es por ello, que ante las modificaciones y cambios que sufre el
proceso periodístico, todo se vuelve una auténtica vocación por mejorar la
práctica periodística, es decir, hacer un periodismo más útil y construir
medios cultural y socialmente rentables, atendiendo los verdaderos intereses y
necesidades de la audiencia y de los anunciantes, capitalizando los beneficios
del nuevo ecosistema cultural-mediático y de las nuevas formas de consumo de
contenidos.
Ante
esto, al encontrarnos en un mapa de navegación por las inquietantes aguas de la
convergencia, de la fusión de lo actual y lo que está por venir, retomo la idea
central que presenta el libro de Pablo Mancini, la misión es plantear un modo
positivo de hackear el periodismo (modificar, reconfigurar, reprogramar).
Ciertas variables del negocio y de la profesión están transformándose al calor
de la evolución de las audiencias.
Por
otra parte, para entender el desafío que se desprende del nuevo contexto
informacional, la lectura ofrece propuestas de reflexión y acción en cuatro
direcciones: el tiempo de consumo de medios, el nuevo rol de la audiencia, el
valor que agregan las redacciones y la mutación de la organización
periodística, los cuales son clave en la evolución de la industria y en el
desafío de hacer medios tanto comercial, social y culturales.
Sin
embargo, para entender mejor las cuatro direcciones que se mencionan
anteriormente hay que pensar primero, a qué desafíos se están enfrentando ahora
los medios, quienes se caracterizan ahora en día por enfrentarse a no perder
relevancia en la enormidad de los datos y la expansión de la conectividad. Se
enfrentan al desafío de volverse rentables en un ambiente de aceleración en el
que muchas veces importa más cómo se conectan las cosas que las cosas en sí
mismas. Es decir, cuando la Red y la conectividad crecen, Google, por ejemplo,
crece. Pero no los medios. Ante esta situación, la relevancia del periodismo no
está atada al crecimiento de la Red ni de la conectividad, es por ello que se
necesita hackear esa situación, lo cual
implica una reconfiguración también en el periodista, pues ante el ecosistema
informativo en que se está inmerso, tanto cada medio como cada periodista están
en momentos muy puntuales y distintos, por lo tanto, en este nuevo ecosistema
se debe lidiar con la inmediatez de la información y con la escala del
procesamiento.
Dicha
inmediatez a la que hago referencia es punto clave en la conectividad que se
tiene ahora en día, pues las audiencias gracias al avance tecnológico han
escalado posiciones para estar informados de una u otra forma, han modificado
sus estilos de vida en cuanto a los tiempos, es decir, lo que en un momento
tenía espacio de acuerdo a nuestras necesidades, se volvió accesible a cualquier
momento y en cualquier lugar, pues la conectividad ha permitido romper las
barreras del espacio-tiempo al otorgar a las audiencias el poder de acceso a la
información cada vez que ellos lo deseen.
De
esta misma forma, no sólo el tiempo ha cambiado sino también la audiencia ha
evolucionado, adaptándose al entorno y a las distintas situaciones que se le
presenten, por ejemplo, cada vez la sociedad se fragmenta a partir de sus
intereses con lo cual podemos identificar lo que les gusta, quiénes son y de
esta manera planificar estrategias basadas en la tecnología que finalmente ésta
es la que nos acerca a ellos, pues los contenidos que antes se ofrecían para el
público en general tienen que transformarse, ofreciendo lo que la audiencia
desea ver, pues ya no se habla de una audiencia pasiva sino todo lo contrario,
está fuera de control, aquella que no se puede moldear con facilidad ya que
sabe qué contenidos apropiar y qué medios utilizar para estar informado.
No
obstante, el avance tecnológico y las herramientas que brinda este ha desatado
una interminable lista de contenidos que generan las misma audiencias a partir
del provecho que sacan de ello, es decir, publicar a través de la Red es mucho más fácil y económico, por lo que la
mayoría tiende a hacerlo, generando un sinfín de temas que si bien, muchos de
ellos no se sustentan en buenas fuentes u otros andan por ahí circulando,
esperando a ser absorbidos por el público que divaga en la Red sin tener un
amplio conocimiento de lo que digiere, es por ello que en la cantidad no está la calidad y no todo lo que nos
ofrecen los medios de comunicación es información fidedigna .
Finalmente, queda claro que para
ofrecer contenidos y atender los intereses de la audiencia, se debe pensar primero
en ellos para llegar a una buena organización que se sustente en los constantes
cambios digitales que sufre el mundo día a día, así como aprender a planificar estrategias
que permitan una retroalimentación que les permita a las empresas periodísticas
saber cómo y cuándo llegar a lector y a esos receptores inmersos en el mundo
tan cambiante del pleno siglo XXI.